Cultura y Valores son palabras ampliamente conocidas. ¿Pero qué significan? Antes de responder la pregunta, deseo incluir, en esta breve reflexión, una tercera palabra para que todo tenga más sentido. Esta palabra es: Liderazgo. Ella es la protagonista de las tres.
Exploremos entonces qué significan Liderazgo, Cultura, Valores:
- Liderazgo /Persona Líder: uno de sus papeles más importantes es construir la cultura de su grupo u organización. Aquí debemos hacer dos anotaciones. La primera es que la muchas veces la cultura se construye en transparencia, es decir que no somos necesariamente conscientes de lo que estamos construyendo. Lo que modelamos, toleramos y reconocemos llega a influir la cultura para bien o para mal, sea que nos demos cuenta o no. La segunda salvedad es que esa no es una competencia exclusiva de personas con alguna autoridad, ya que cualquiera de sus miembros tiene la posibilidad de trascender y hacer que el sistema “llegue a ser” (devenir) algo diferente.
- Cultura: actitudes y comportamientos que caracterizan a un grupo u organización. Es la consolidación de todas las creencias compartidas, valores, normas y prácticas que definen cómo interactúan las personas dentro de una organización.
Para facilitar un poco la reflexión, fijemos por un momento la mirada en la posibilidad que encierra una semilla. A pesar de que por fuera una semilla parezca estar “muerta”, esconde vida en su interior. La grandeza de la semilla radica en el código genético interno que, dadas las condiciones correctas, se reproduce y crece más allá de cualquier medida. De la misma manera, hay vida encerrada en los valores.
- Valores: se manifiestan con palabras, acciones y actitudes, frente al grupo al que pertenecemos. Un ejemplo de valores, justo en esta época de crisis, es la solidaridad. Ese valor nos une como seres humanos frente a un desafío más grande que nosotros y permite que los hechos desinteresados de una sola persona inspiren a muchos.
El Sembrador y el milagro de la multiplicación de la vida
Entonces es hora de hablar de una profesión un tanto olvidada en una época tan mecanizada. Me refiero al sembrador.
Amelia Barr, escritora del siglo pasado en una bella poesía lo expresa así “El oficio del agricultor es de gran valor; es socio del cielo y de la tierra, es compañero del sol y la lluvia, nadie pierde por su ganancia”.
Unas de las claves de éxito del sembrador es seleccionar cuidadosamente la semilla, preparar el campo y entender las temporadas. La inspiración profunda del sembrador quizás esté en la transformación milagrosa que hace que una semilla se transforme en una enredadera o árbol que se multiplique en alimento para dar vida a muchos.
Muy profundo, dentro de nuestro ser, podemos hallar códigos genéticos de semillas (valores) que han sido sembradas en otras épocas y permiten hacernos cargo de nuestros desafíos en el momento presente. Cualidades previamente aprendidas como la paciencia, perseverancia o creatividad se pueden reactivar en conversaciones de coaching. Al descubrir esas fortalezas y traerlas al momento presente podemos ser testigos de una transformación.
Para cerrar, te hago la invitación a que te preguntes:
¿En qué forma los valores que han dejado una huella en mí, me dan vida para trascender mis propios desafíos e impactar la cultura de los grupos, equipos, sistemas en los que participo?
Marco Soto, Coach Ontológico, Consultor Internacional en Cultura Organizacional y Liderazgo.