-¿Sé decir NO? -¡Claro! ¡Cualquiera sabe!
¿Qué tan cierta resulta esta afirmación en nuestra vida?
De pequeños aprendimos el significado del NO. Surgió por asociación, con aquellas frases como: -NO hagas, NO toques, NO digas, NO… NO… NO…
Y cuando queríamos no hacer, dejar de hacer, no permitir, utilizábamos el NO.
Con el tiempo, ese significado del NO adquirió matices y no sólo descubrimos los NO que nos daba poder, sino también los NO ineficaces y los NO vedados. Cuando dijimos hoy no quiero ir a la escuela, no quiero comer esto, no quiero hablar con Fulanito, no quiero visitar a Sutanita, pero terminamos yendo, comiendo, hablando, visitando. Porque “debía”, porque “tenía que” porque era “lo correcto”, porque… porque…
Excelente esa explicación del NO, Julieta.
Te leo y me pregunto cuantas veces termino diciendo que si cuando debiera decir que NO. La explicación que me doy es que me apasiona mi trabajo y no le pongo limite y dijo que si. Pero después, como cumplo con mis compromisos, las consecuencias se reflejan en mi salud.
Gracias, me hiciste reflexionar que mi “pasión” termina siendo una buena excusa para no decir NO.